Gestionar dinero, activos financieros, es básicamente una tarea de reducir la incertidumbre al máximo.
Siempre hay una parte que desconocemos o al menos donde sabemos que tenemos limitaciones. Es lo que en la filosofía de inversión value se denomina «zona de competencias». Al delimitarla ya estás reduciendo incertidumbre.
Esta es la diferencia fundamental entre la gestión activa y la gestión pasiva, que tristemente ha derivado en «más barato o más caro» o «más diversificado o menos diversificado». Si levantamos el velo y tenemos experiencia de campo, comprendemos que la diferencia fundamental es otra:
1) La gestión activa reduce la incertidumbre para centrarse en lo certidumbre (competencia), que es donde tiene probabilidad de ser rentable y ganar al mercado.
2) La gestión pasiva da por hecho que el gestor (uno mismo) es incapaz de reducir esa incertidumbre y, en lugar de reducirla o apartarla, lo que hace es abrazarla e introducirla en su sistema de inversión, diversificando al máximo entre diferentes activos descorrelacionados. Matizaremos esto luego.
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