Los libros o el fuego

Un libro es un objeto sagrado. Al igual que para el hombre primitivo sus objetos eran sagrados, para nosotros lo son los productos que consumimos.

Un libro es la mejor microinversión que existe. Con 10 euros puedes hacer una gran inversión. En conocimiento. Y no solo hablo de conocimiento acumulado, al estilo «voy a saber, voy a memorizar», sino un conocimiento que nace de una pequeña transformación. Una reflexión, un acto de autoconciencia.

No existe un elemento en el mundo, un accionador más salvaje que un pequeño libro.

A pesar de las redes sociales, los smartphones, Youtube y todo lo que se ha desarrollado con Interntet, no hay nada que suplante al libro. Incluso aquí hay que hacer una distinción entre el libro físico y el libro electrónico.

Tengo Kindle para leer ebooks desde hace años y lo uso. Es una herramienta fantástica y cómoda. Pero lo uso poco en comparación con la lectura en papel. Utilizo el libro electrónico sobre todo en viajes, vacaciones y para libros muy caros de Estados Unidos cuya diferencia con el ebook es abismal o aquellos que quiero en el instante.

Y me he dado cuenta de una cosa, acabo dejando sin terminar un % de los libros que empiezo, algo que no me ocurre con el libro de papel.

El libro de papel está ahí, en la mesilla de noche, esperando a ser abierto. Espera, tiene paciencia. Puede esperar todo el tiempo del mundo. A veces meses, hasta que le llega su oportunidad, su momento. El momento en que debe ser leído con calma.

La lectura del libro de papel es lo único que hace que me evada del mundo, me aparte, y me relaje. Con una pantalla con luz y miles de estímulos es imposible. Es el rato que salgo del ruido, del bosque, para salir y explorar y flotar con tranquilidad desde otra perspectiva.

Cierto es que la lectura ha cambiado, yo lo noto. Aguanto menos tiempo, leo menos páginas de golpe y tengo que mirar el móvil un microsegundo cada 3 o 4 páginas. Esto siempre me ha recordado a la época que fumaba, el consumo de información visual es como la nicotina, es una droga que necesitamos para continuar, si no comienza la ansiedad que ocupa tu mente.

Este ha sido el año de los libros de bolsillo. El gran descubrimiento. Hace muchos años que existen, pero hay toda una gama enorme de grandes títulos que han salido en esta edición, por menos de 10 euros tienes auténticas obras maestras.

Una obra maestra por menos de 10 euros. Si la lees por las noches te dura al menos dos semanas. Es el ocio más barato.

En definitiva es la mejor inversión que existe en el mundo. El dinero fluye, la huella de un libro no. Y esto afecta a la concepción de la realidad y a tu toma de decisiones.

Los libros o el fuego.

Los libros son en realidad fuego.

Yo he leído siempre ensayos. El 95%. Lo poco que he leído de novela se reduce a James Ellroy, Aldous Huxley, George Orwel y alguna época con Borjes, Cortázar y los surrealistas con André Breton y Octavio Paz, pero nuevamente aquí me tiraba por el ensayo. Y luego lecturas esporádicas, pero intermitente y poco.

Sin embargo este ha sido el año que he entrado en la literatura por necesidad.

Si, por necesidad.

Hace unos días mi hijo cumplió un año. No es de los que duerme del tirón cada noche.

Llegó un punto que tenía totalmente deshecho las horas de sueño, estuve dos meses que prácticamente no dormía. Soy de madrugar, así que si me despertaba a las 4 de la mañana ya no volvía a dormir. Luego a la noche no me dormía precisamente pronto, he sido siempre de dormir poco.

Pero este ritmo es insostenible y te comienza a generar un estrés brutal.

Y en esto que apareció el remedio que ha funcionado desde entonces; la literatura de bolsillo.

En mi caso un género que me fascina; la ciencia ficción. En concreto la ciencia ficción clásica, la escrita en los años 50 y 60. Phillip Dick, Arthur C. Clarke, Asimov, Bradbury y compañía. En concreto lo que mas me gustan son las distopias (lo contrario de una utopía), una posibilidad alternativa que podía haberse dado, y que plantea muchas cuestiones ocultas. «1984», «Un hombre en el Castillo» o «La naranja mecánica» son distopias… no muy alejadas de la realidad.

Mi favorito es Dick, el más colgado de todos. Pero el más espontáneo y con más talento (y además junguiano). Su obra más conocida es la adaptación al cine «Blade runner» pero el resto de sus novelas son todavía mejores.

Con el libro sales de la asfixia, te trasladas a otra realidad. También te instruyes, con el tiempo aprendes a afrontar las elecciones y problemas con una creatividad que estaba soterrada. A largo plazo esto va teniendo un impacto en tu vida y su materialización, también económica, que no podemos valorar pero que es incalculable.

Si solo tienes 10 euros para invertir, cómprate un libro.

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