Cuando le preguntas a un niño qué es el volcán que estás viendo erupcionar en el telediario, seguramente te responderá que son palomitas o una fiesta, o «chucherías».
En tu cabeza estará «peligroso» o «maravilloso».
Ante cualquier evento tenemos la necesidad de posicionarnos en un extremo, simplificando la complejidad de la realidad a un posicionamiento predeterminado.
Por norma general, cuando te preguntan por una cuestión suele ser «esto o aquello». No hay ni posicionamiento intermedio, o lo que es más difícil, una posición que no esté en ese campo, en ese baremo lineal.
Los niños no lo ven así, la imaginación está intacta y todavía no han aprendido las normas de conducta sociales.
Pueden dibujar en un folio una estampa de su casa con dos soles en el cielo, si les dices que solo existe un sol, te pueden responder con toda naturalidad «pues yo hago dos» o «pues me invento otro».
La realidad de los acontecimientos y en concreto en los mercados financieros y la economía, se parece más a los dos soles que al «solo existe un sol».
Blanco o negro, azul o rojo, izquierda o derecha, inversor o especulador, value o técnico, macro o micro, alcista o bajista… casi todo el relato de analistas o redactores de noticias financieras gira en torno a esto.
O una cosa o la contraria.
Pero existen dos soles. Unos días sale uno y otros días sale el otro. O hay más. Pero ves uno.
Es una manera de plantear una solución muy simple. Por eso los analistas financieros suelen ser o personas que no invierten (solo opinan) o inversores y especuladores fracasados. No siempre es así, por supuesto, pero son excepción más que regla.
Son algo así como los críticos de literatura y los escritores que escriben las novelas. Los primeros juzgan algo que solo conocen como lectores, los segundos las hacen, son los que crean. Los que crean el acontecimiento.
Y no solo pasa por una reflexión externa, por un posicionamiento sobre algo. También pasa a nivel interno, que es lo más importante y lo que mayor impacto tiene sobre lo que hacemos.
Se dice que hay que ser muy disciplinado, hay que tener una disciplina férrea en nuestro sistema de inversión. Hay que seguirlo.
Acto seguido, y por otro lado se nos dice lo contrario; hay que ser flexible, hay que tener la flexibilidad suficiente para abandonar una posición o dejar una temporada el sistema o salir o cualquier otra cosa su la cosa se poner realmente fea. O sencillamente porque tu realidad personal ha cambiado. Mil circunstancias.
Puede que lo que estés haciendo no tiene buenos resultados. En caso extremo hay que cambiar de idea. Aunque cambiar de idea es algo más amplio y profundo. Y volvemos a empezar.
Si te paras a pensar un momento, son dos conjuntos de decisiones completamente diferentes. Disciplinado, rígido, no es lo mismo que flexible, cambiante. son lo contrario. Y sin embargo necesitas las dos para que un sistema de inversión o financiero de largo plazo sobreviva y además funcione bien.
En el área financiera de las empresas sucede exactamente lo mismo.
Aquí ya vamos entrando en la naturaleza de la mente humana y de la realidad externa a nosotros en lo que se refiere al mundo financiero; estados diferentes que van mutando o conmutando de uno a otro. Y aquí está la verdadera dificultad, tener la habilidad, conocimiento y sobre todo disposición psicológica para cambiar de uno a otro y saber cuándo.
El problema de esto es reconocer la complejidad, nuestras limitaciones y tomar decisiones con un modelo que además debe ser sencillo.
Aquí surge otra dicotomía, ¿sistemas de inversión sencillos o complejos? Mi experiencia y la de muchos otros nos dice que los únicos que funcionan a largo plazo son los sencillos, pero no más sencillos. Y aquí surge otra bifucarión; sencillos pero no más sencillos.
Ante una realidad compleja, si utilizamos un sistema complejo estaremos aumentando la complejidad sobre la complejidad. El problema viene cuando tienes que tomar decisiones, si tienes que pensar en ese momento, si no tienes una reglas claras y sencillas, estás muerto, porque entonces aparece la mente y comienza a construir escenarios imaginarios y se empieza a complicar. La facilidad de nuestro cerebro para construir complejidad es casi infinita.
Como ves no es estático, diferentes soluciones, diferentes escenarios dentro de un mismo sistema y una misma realidad, todo conmutando.
Esto es algo que las personas que invertimos y hemos estado (y seguimos en ello) años desarrollando sistemas de inversión, lo hemos sufrido en algún momento. Cuando tienes que pensar sin tener una regla clara lo tienes crudo.
Esa situación se va a dar de vez en cuando.
Esta es la dificultad. Abordamos un acontecimiento externo complejo con un «A o B» y un proceso de razonamiento interno más complejo todavía con otro «A o B». En la mayoría de las ocasiones, como en la distribución normal y las herramientas convencionales, nos servirá, pero será en los momentos críticos, los que marcan la historia, los que te arruinan y hacen desaparecer empresas o lo contrario, en los que esto último no te sirve nada y necesitas «algo más».
Ese «algo más» comienza con comprender como funciona tu mente y cuál es la realidad. Salir de ella.
Silencio. Hoja en blanco. Decisión.
Hacer o seguir. Hacer u opinar. Vista de pájaro o escalera mecánica.
Me dedico a hacer la estrategia financiera y control económico de negocios con actividad global que están creciendo (Fractional CFO).
También traduzco a números ideas e iniciativas para que sus CEOs tomen decisiones con mayor certidumbre (Crecimiento sostenible).
Hola Jorge.
He visto que inversis y otro banco están poniendo a punto un site para comprar ETF’s y que no haya peaje al rebalancearlos. ¿Conoces alguna alternativa ya?
(Inversis ha vendido sus cuentas minoristas)
Hola Mª,
Puedes especificar un poco más? Se que algun banco de inversión está sacando app para contratar fondos, pero no se si te refieres a eso.
Puedes enviarme mensaje a través de contacto, lo voy a comentar con el grupo de UF.
Un saludo.
Jorge