El PIB no indica el nivel de vida de un país (III)

Desde su introducción en la segunda guerra mundial como indicador de la producción bélica para determinar su capacidad, el Producto Interior Bruto se ha convertido en el principal indicador del progreso económico y del nivel de vida de las naciones. Es utilizado por responsables de política económica, agencias internacionales de calificación, economistas, políticos y medios de comunicación de todo el mundo para puntuar el progreso, la salud y bienestar de la economía de una nación.

Sin embargo no fue inventado para este cometido ni fue nunca su esa su finalidad, simplemente se estableció como una medida o registro de los productos vendidos y los servicios prestados, sin distinciones de otro tipo. Cualquier tipo de transacción, por el mero hecho de llevar aparejada una contraprestación monetaria se considera una contribución al bienestar de una sociedad y su economía.

[Este es el tercero y último de una trilogía de artículos sobre el PIB, si no los has leído aquí tienes el primero y el segundo].

¿Qué se espera de los gobiernos?, ¿está cambiando algo?, ¿podemos comparar el nivel de vida entre países?

Las recomendaciones de la Stiglitz Commission han abierto el debate en la oficina estadística de la Unión Europea y la oficina en París de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, que sirven como foro de políticas para los países más desarrollados del mundo. Como mencioné en el primer post de esta serie, ya han lanzado una iniciativa (Beyond GDP: Measuring progress, true wealth, and the well-being of nations ), fruto del castigo en las posiciones europeas al carácter productivo finalista del PIB que afecta a sus estrategias electorales de cara al ciudadano. Pura supervivencia electoral al servicio de los gobiernos de la que, de manera indirecta, nos podemos beneficiar.

Lo ideal según los expertos de la Commission es que haya un consenso entre las diferentes agencias estadísticas internacionales (y se sobreentiende que sus gobiernos) para comenzar a medir el progreso a través de un cuadro con una docena de indicadores que miren más allá del PIB y se concentren en aspectos diferentes (y complementarios) de la economía, como son los que afectan a la sociedad o el medio ambiente.

El responsable de la agencia nacional italiana de estadística, Enrico Giovani (miembro de la Commission) dice que las buenas noticias son que a nivel internacional hay signos de que algo está cambiando, países como la mencionada Francia, Alemania y Reindo Unido se han alineado en la idea de extender el foco de estudio sobre el bienestar más allá de la concentración casi exclusiva en el PIB como medida de progreso. El HDI ya está incluyendo algunos de estos indicadores en su cálculo (lo podemos ver en la misma Wikipedia con sus rankings).

Pero todavía queda un largo recorrido para que se de esa convergencia de criterios para encontrar un medidor del nivel de vida comparable entre economias a nivel internacional entre las diferentes agencias (léase diferentes gobiernos). Como dice Stiglitz ese es un gran “si…” y por lo tanto esa convergencia necesaria para implantar mejores indicadores que midan el progreso se quedarían en meras hipótesis. En palabras del nobel estadounidense

“lo que medimos afecta a lo que hacemos, y mejores medidas nos llevarán a mejores decisiones, o al menos a decisiones distintas”.

La mala noticia es que la adopción de estos indicadores por parte de algunos gobiernos puede suponer un empeoramiento en su posición en el ranking y la revisión de los indicadores económicos se torna más compleja debido a sus estrategias electorales.

El PIB premia a las economías con mercados más abiertos y emprendimiento. Esto beneficia mucho a Estados Unidos en detrimento de Europa, donde los impuestos son mucho más elevados y el gasto del gobierno mucho mayor. Por ejemplo nuestras vacaciones más largas hacen que el PIB sea menor (porque la producción es menor) y nuestro tiempo de ocio no es valorado. Otro ejemplo son los servicios recibidos del estado en países como Suecia, una de las más altas del mundo, que también son infravalorados. Existe un sesgo de medición en este sentido. Lo que debe preguntarse una oficina de medición para establecer los indicadores es si nuestro sistema está trabajando tan bien como pensamos para el conjunto de la población. Este es un enfoque totalmente distinto.

La idea de un cuadro de indicadores dinámicos es la de establecer un marco de referencia compartido, cuantitativo (datos reales) y vivo. Se espera que sea un cuadro de libre acceso por todos los agentes de mercado y ciudadanos donde poder consultar el estado de progreso y bienestar de cualquier región del mundo. Un cuadro no demasiado extenso por otro lado, para evitar la confusión y la tentación (sesgo personal) de escoger los que más nos interesen en relación al fin para el que los queremos consultar. Se trata de una herramienta de diagnóstico dinámica para evaluar la salud de un país (o región). El aspecto dinámico es fundamental porque la economía ha cambiado radicalmente , en la última década el desarrollo tecnológico nos permite realizar servicios y consumos de manera casi gratuita cuando hace unos pocos años teníamos que pagar grandes cantidades de dinero. Esto quiere decir que el PIB disminuye en esas actividades, cuando los servicios y los consumos se están dando y en mayor medida. Por ejemplo antes la factura del teléfono era muy elevada y si tenías que realizar llamadas internacionales ni te cuento, ahora una cuenta de skype de pago te permite hablar por unos pocos de euros al mes y los emails son gratuitos. El aspecto dinámico deberá medir por tanto elementos como la apertura tecnológica y sus aplicaciones.

Conclusiones

Cuadro ilustrativo de los elementos que configuran el estándar de vida y bienestar de personal en una sociedad:

nivel de vida pib

Podemos concluir diciendo que el PIB

» es un indicador de las transacciones económicas de hechos tangibles, materiales y finales de una economía,

» no es un indicador del estándar de vida de una sociedad (ignora todo aquello que ocurre fuera de la realidad del intercambio monetario)

Y afirmando con esperanza que:

» es un indicador de producción altamente refinado y útil,

» combinado con otros 8-12 indicadores puede darnos una idea muy aproximada del estándar de vida real de un país o región en tan solo un vistazo,

» su poder de concentración, compartido con otros elementos nos puede ayudar a que nuestras expectativas encajen mejor con la realidad y tomar decisiones más acertadas.

» que los flujos de personas, empresas y dinero fluyan hacia lugares más idóneos, donde la seguridad, cultura, salud, educación, medio ambiente o libertad personal y económica ganen peso. Las decisiones de los agentes económicos pueden cambiar y premiar a aquellos países que cuiden más estos aspectos.

No podemos tomar una decisión de compra de un coche en base a su velocidad, nuestras expectativas pueden verse truncadas cuando descubrimos que consume mucho, las ruedas están desgastadas y tiene muchos años. Nuestra decisión puede ser errónea y tal vez el coche que buscamos tiene un precio devaluado porque no se vende. Sin embargo con una visión general del aspecto, el número de kilómetros, año de matriculación, consumo, garantía, la marca, la cercanía de talleres autorizados y poco más, tomaremos una decisión que se acerca a nuestro óptimo. En este caso se trata de una decena de indicadores que consultamos y absorbemos en menos de cinco minutos de manera natural. Probablemente un Ferrari es mucho mejor coche que un utilitario, pero si lo quiero para ir al trabajo en mi ciudad y para ir al campo, entonces estaré haciendo el canelo y el préstamo que he pedido para comprarlo arruinará el resto de mis oportunidades en tiempo, recursos y ocio.

Comparar dos coches de forma exclusiva por la velocidad que son capaces de alcanzar es igual a comparar a dos países por su PIB. El Ferrari hipotecaría mi vida y distorsionaría toda mi realidad y la que perciben los demás.

Desde el año 2012 se han conseguido algunos puntos de acuerdo entre las agencias de estadísticas y los gobiernos, un cierto consenso sobre los problemas técnicos del PIB a la hora de capturar la totalidad del progreso y crecimiento de un país, dada la transformación de las economías y sociedades en general. Estos días hemos conocido que los países de la Unión Europea (denominado ESA 2010) han introducido cambios metodológicos para incluir el papel de las tecnologías de comunicación e información y otros elementos de tipo intangible relacionados con la globalización y (parece) la innovación. Los Estados miembros deberán recalcular sus datos al menos desde 1995 para garantizar la coherencia de la serie histórica. No afectará a las previsiones de 2013. Todos los países dispondrán de tasas de crecimiento más elevadas, España no es precisamente de las más beneficiadas (este año ha bajado 5 puestos en el índice de libertad). En Estados Unidos se aplica desde agosto de 2013 y ha supuesto un aumento de su tasa de crecimiento.

Si estos pasos y deseos se convierten en realidad o no, dependerán de la manera en que se progrese en el establecimiento de los indicadores alternativos que hemos visto, implementándolas y utilizándolas para medir las decisiones políticas que afectan a nuestras familias y comunidades.

NOTA: De este y otros temas relacionados hablo detenimieno en mi libro Econblog.

3 Comentarios

  1. Excelente información!muy novedosa y actualizada de lo habitual y común.Interesante la temas de economía desde el punto de vista del análisis crítico y de establecer soluciones viables y sostenibles.

  2. Compartí tu trilogía sobre PIB, espero que no te moleste por no haber pedido permiso antes, pero lo hice completos.

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