La dinámica del capitalismo

Este fin de semana he vuelto a leer La dinámica del capitalismo del gran historiador francés Fernand Braudel. No se las veces que lo he leído, es un librito pequeño de 130 páginas y tamaño cuartilla que te puedes leer en una tarde. Es uno de los pocos libros que me recomendaron en la carrera que lei con agrado, recuerdo que era una asignatura de historia económica y a todos los estudiantes nos encantaba y nos sorprendía, al fin y al cabo éramos estudiantes de economía leyendo un libro de historia económica de los siglos XV al XVIII. Me produce sosiego, tranquilidad y cierto tipo de alegría. Está basado en unas conferencias que dio el autor en el año 1977 en la Universidad de Johns Hopkins sobre el libro de tres tomos en el que estaba trabajando y que se considera un texto canónico de historia económica (si es que existen textos canónicos en esta ciencia apócrifa); Civilización material, economía y capitalismo, a la que dedicó casi tres décadas de su vida y que finalmente publicó en 1979 en tres grandes tomos. Francia ha tenido a los mejores historiadores. De vez en cuando me gusta leer textos “clásicos” en el papel amarillento del libro físico con todas las pantallas apagadas; te vuelven a resituar en el espacio y tiempo en el que vives y ves todo desde una nueva y más acertada perspectiva. El impacto masivo de imágenes, textos y en definitiva estímulos de la red acaban por estrangularte en la velocidad y lo inmediato y en consecuencia pierdes la perspectiva. Eso es algo que nunca podrán sustituir las pantallas a los libros; la profundidad, el tempo y la reflexión. Aquellos te informan y estos te transforman, aunque sea por un par de horas. Por cierto que hace poco leí algo que me pareció interesante; nos quedamos con el 10% de lo que leemos, el 20% de lo que oímos, el 40% de lo que vemos y el 90% de lo que hacemos. En cierto sentido mi razón inicial y principal de escribir este blog, fue el hecho de organizar las ideas de aquello que leo y sobre lo que reflexiono de vez en cuando. Leo mucho y retengo extremadamente poco. El acto de escribir, de enfrentarte a un papel en blanco convierte ese 10% en un número próximo al 90%. Vemos, vemos y vemos, de ahí el poder de la infografía y lo visual, su fuerza a la hora de sintetizar en un vistazo lo que por otra parte serían horas de lectura lineal. Pero ese 10% de la lectura es fundamental, y si lo transformas en hacer a través de la escritura eres una persona transformada. Contra la ignoracia, la carencia de criterio o la comodidad de adhesión a una ideología siempre digo la misma frase: libros y trenes. Leer y viajar, que es reflexionar, ver y escuchar. Todo esto me viene de la lectura de Braudel y algunas interacciones en Facebook con amigos sobre temas de actualidad, donde cada uno intenta argumentar a favor de sus elecciones. Me gustaría comenzar con la siguiente afirmación de Braudel que aparece justo al final del libro y que para mi resume la esencia de la economía y su disciplina,

“La historia es el cuento del nunca acabar, siempre está haciéndose, superándose. Su destino no es otro que el de todas las ciencias humanas, No creo, por lo tanto, que los libros de historia que escribimos sean válidos durante decenios y decenios. No hay ningún libro escrito de una vez por todas, como ya sabemos.”

Para mi esta es la esencia de la economía, algo en constante construcción, en construcción perenne. Evoluciona, se muta, muere algo dentro de ella y vuelve a nacer en formas e interacciones más complejas que las anteriores e imprevisibles y los economistas solo podemos adaptarnos a su realidad cambiante proponiendo nuevas explicaciones desde diferentes disciplinas y con la apertura necesaria. De manera que,

La economía es el cuento del nunca acabar, siempre está haciéndose, superándose. Su destino no es otro que el de todas las ciencias humanas, No creo, por lo tanto, que los libros de economía que escribimos sean válidos durante decenios y decenios. No hay ningún libro escrito de una vez por todas, como ya sabemos.

Esto es lo que en parte describo en el prólogo de mi libro. Tiene solo dos páginas. Por cierto que para final de año quiero sacar una nueva edición mejorada y ampliada.

La vida material y la vida económica

La historia económica no es la historia noble, aquella que nos hablar de conceptos eternos, de principios inmutables o luchas internas, y por eso genera una serie de prejuicios, pero “es la historia íntegra  de los hombres contemplada desde cierto punto de vista”. Es la historia de los grandes acontecimientos, de la coyuntura y de la crisis y “finalmente historia masiva y estructural que evoluciona lentamente a lo largo de lentos periodos de tiempo.” Uno de los elementos increíbles de Braudel es que plantea la explicación de la historia económica al revés que todos los historiadores; parte de lo cotidiano para explicar estructuras, ideas y hechos mucho más complejos y que posteriormente nos lelvan a comprender la evolución de los acontecimientos. La vida material es el conjunto de elementos materiales que la humanidad ha incorporado hasta lo más profundo y procedente de su historia anterior, pertenece a lo profundo de la psique humana, a la costumbre, a lo inconsciente o semiconsciente. Se trata de necesidades que pueden ser puramente superficiales pero que guían los actos de nuestras vidas sin que seamos muy conscientes de ello. En la época preindustrial existen dos mundos diferentes, por un lado el de los campesinos, que viven de forma autónoma y autárquica, donde los progresos se dan solo de forma muy lenta a lo largo de los siglos, y por otro lado el comercio entre ciudades, un capitalismo naciente que conforma lo que va a ser la vida económica. Para nosotros diferenciar esas dos vidas es complicado porque las tenemos integradas La historia del hombre es la historia de los flujos y reflujos de población, esta iba aumentando hasta que una epidemia, un cataclismo o una guerra la mermaban y durante las décadas siguientes iba recuperándose poco a poco hasta que sucedía lo mismo. Así hasta el siglo XVIII cuando se rompe esta frontera, desde entonces la población no hace sino crecer y crecer. Las ciudades aumentan su tamaño y población de forma espectacular, a pesar de las enfermedades, la mortalidad infantil y la falta de higiene (Braudel dice que la biología malsana domina la historia de los hombres), también el campesino de la aldea rural comienza a desplazarse a estas ciudades a vender sus productos y para quedarse. Estos intercambios y concentración de población en las ciudades, conllevan concentración económica y esta a su vez trae consigo la concentración de medios técnicos. Entre el siglo XV y finales del XVIII se trata todavía de una economía de intercambio muy rudimentaria, “llena de imperfecciones”. Es la economía que se ha venido practicando desde “la noche de los tiempos”, muy estancada e ineficaz debido que no toda la producción va dirigida a la demanda ya que la mayor parte se pierde en el autoconsumo autárquico de las familias en el campo. Ese mercado todavía inexistente de demanda necesitará de tiempo para desarrollarse, es aquí donde surgirá la economía de mercado, entre ciudades y aldeas, llevada a cabo por comerciantes y que permitirá comenzar a organizar producción en el medio rural y sacar la vida material al mercado para siempre. El artesano que va a la ciudad y ofrece sus servicios y el campesino que ofrece sus productos ya estarán dentro de la vida económica, formarán parte del mercado.

Indicaciones

Economía de mercado

La vida material es aquella en la que todavía viven amplias zonas en Europa hasta el siglo XVII, en el basto mundo de lo rutinario, lo cotidiano, lo autárquico. Como contraposición a ella está la vida económica, que ya se asoma a principios del siglo XV pero que todavía está en fase embrionaria. Una persona podía estar a un lado o a otro dependiendo de su actividad. Si en lugar de llamarle vida material le llamamos vida no económica tal vez nos aclaremos un poco más. La economía de mercado es el lugar donde se da la vida económica. En una primera fase y a escala menor los buhoneros o vendedores ambulantes y posteriormente las tiendas como lugar permanente, configuran esa economía denominada de mercado. En un nivel superior se situaban las bolsas y ferias, las primeras a mitad del siglo XV en las ciudades italianas, esto comienza a desarrollarse con cierto nivel y envergadura en las ciudades italianas como Venecia en la baja edad media. A partir de 1450 la vida económica de Occidente vive un resurgir sin precedentes y sin vuelta atrás que lo cambiará todo para siempre, los precios industriales suben mientras que los agrícolas se estancan y bajan, esto unido al aumento de población del que hablábamos antes hace que las ciudades sean las protagonistas de este resurgir, y en sus núcleos las bolsas, ferias y tiendas son artífices de ello. Este resurgir y evolución entre los siglos XV y XVIII se fundamenta en la nueva vida económica. Una vez descubierta américa, los intercambios se realizan tanto en Europa como al otro lado del Atlántico y con la llegada de ingentes cantidades de metales preciosos del sur de américa las bolsas se hacen grandes, trasatlánticas y se genera una superestructura económica hasta entonces desconocida. Mercancías, crédito y dinero se dan cita en nuevas plazas como las bolsas de Amberes, Lyon o Frankfurt. Estamos en el siglo XVII y la bolsa de Amsterdan se abre paso por encima de las ciudades italianas; una nueva forma de vida (económica) acelera los procesos de la actividad diaria, personalizados en la aparición masiva de tienda en detrimento del mercado como lugar permanente de comercio y la aparición de bolsas de intercambio de valores en sustitución de las ferias, ya que estas obedecen al intercambio tradicional y aquellas dan la posibilidad de acceder a créditos y compras futuras a precios establecidos de antemano (futuros). Londres y París le seguirán la estela a Amsterdan, sin olvidarnos de Ginebra y Génova. Este desarrollo posterior no se llevó a cabo a tal escala en los otros lugares como Japón, Turquía, India, Insulindia (Indonesia, Filipinas y Malasia) donde existían mercados, ferias y bolsas desarrolladas, en un lugar inferior estaría China que se quedó con el intercambio tradicional de los cantones. Este periodo de consumo e intercambios crecientes es retroalimentado por los mercados y tiendas, que bastantes antes del siglo XVIII ven aparecer el private market y el public market. El private market es lo que hoy se conoce como mercado de futuros, compras anticipadas de materias primas a campesinos, ya desarrollado siglos atrás en Japón. El private market también hace referencia a las grandes cadenas comerciales que se organizan para ser más competitivas y están fuera del control de las autoridades del clásico mercado o public market. El desarrollo de la economía de mercado en occidente se debió a “la superioridad de sus instrumentos e instituciones, las Bolsas y las diversas formas de crédito”. En la próxima entrada hablaré del capitalismo y la economía mundial, para este post se alargaba mucho.

Por +Jorge Segura