¿Qué debo creerme?

Lunes 23 de junio, son las 7:35 h de la mañana y estoy saliendo de la estación madrileña de Atocha con destino a Tudela (Navarra). En el tren me ofrecen prensa y escojo un diario económico, uno de los dos más importantes a nivel nacional español.

Leo el titular en letras gigantescas “La reforma fiscal traerá consumo e inversión” y debajo diez fotografías (si, diez) de expertos sobre la materia, socios de las principales multinacionales de auditoría, abogacía y fiscalidad.

Todo muy bonito.

Abro las páginas centrales y veo a página tendida un sinfín de afirmaciones sobre las bondades de la nueva reforma del gobierno. Parece un publirreportaje. Inversión, empleo, gasto privado en alza. Quiero comprarlo.

El hecho a relatar es que gobierno acaba de aprobar y poner en marcha una reforma fiscal que supuestamente va a hacer que los pensionistas, autónomos y pequeñas empresas paguen menos impuestos. La noche anterior había leído algunos posts y artículos de mis fuentes independientes habituales. Todo el periódico que estaba leyendo en el tren va encaminado a vender una idea.

A lo largo del día, en pequeños huecos, me informaba sobre el asunto. Ya a la noche en casa, a la vuelta del trabajo, enciendo la televisión y veo un programa de líneas “ideológica” opuesta al periódico, está hablando un conocido economista-tertuliano de los platós, dice que la reforma está “hecha para los ricos”, que “el gasto público corre peligro”, que se trata de “políticas liberales que van a favorecer una nueva burbuja inmobiliaria” y todo el conjunto de clichés relacionados y que te sabes de memoria igual que yo, cual rosario en otra época.

¿Cómo interpretas estas nuevas medidas fiscales?, ¿y si te hubieras quedado tan solo con la información del periódico?, ¿y si solo has visto el programa de la tele mientras cenabas?, ¿y después de escuchar a los dos como yo?

Ninguno de los dos ha contado la verdad, la realidad del asunto, el primero por omisión deliberada y el segundo por ceguera. Es el mismo panfleto vendido de forma inversa.

Pero los dos ya han formado la opinión de mucha gente. Una vez que se forma una opinión en una persona es muy difícil modificarla porque los gustos y hábitos son estructuralmente invariantes en el tiempo. Ese primer impacto es mortal de necesidad, por mucho que luego leas explicaciones coherentes, que las ha habido.

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Por +Jorge Segura