Entrevista con alumnos de auditoría de la Universidad de Cantabria

Los alumnos de la asignatura de Auditoría del último curso de GADE de la Universidad de Cantabria se pusieron en contacto conmigo a través de Finanzas para mortales, un portal de noticias financieras y divulgación con el que he empezado a colaborar en algunos artículos. El profesor les propone hacer un trabajo diferente para acercar la asignatura a la realidad, esta vez ha sido una entrevista conmigo vía skype.

Debo decir que ver a unos chicos de último año de carrera interesados y haciendo preguntas es una de las cosas más gratificantes que he tenido en el ámbito profesional en mucho tiempo. Como me decía mi padre hace unos años cuando era director de un master de auditoría y finanzas «ves toda esa energía en los alumnos, personas jóvenes con capacidad de aplicarla para crear cosas, todo un mundo de posibilidades a la espera de ser desarrolladas», y así lo sentí.

Antes de comenzar con las cuestiones de la asignatura, me hicieron preguntas sobre mi libro y qué opinaba de sus portales de noticias, a lo que les respondí que en épocas de crisis surgen nuevas formas de pensar y la creatividad se exprime; en nuestro momento actual y con el tema de la economía y su difusión, se está dando una catarsis y están surgiendo muchos blogs y portales como el suyo, de una calidad muy alta que hace apenas cinco años era impensable y que aportan nuevas perspectivas ayudando a las nuevas teorías explicativas que darán forma a la disciplina en los próximos años.

¿Cree que la gente conoce realmente cuál es la misión de los auditores?

Hasta la crisis económica actual, en los países como España, de corta tradición financiera (la Ley de auditoría entró en el año 89, hace poco más de dos décadas) creo que no. A la gente cuando le decías que eras auditor de cuentas se lo tenías que explicar. 

A partir de esta crisis eso está cambiando. La realidad económica y en general, en nuestras vidas diarias, todo se ha “financiarizado” y en todos los medios y conversaciones comunes se han introducido conceptos del mundo económico.

Esto, junto con los desmanes económicos que se han dado, ha hecho que la gente tome conciencia de la importancia de un control independiente externo de las diferentes instituciones. Y los auditores somos los revisores externos por excelencia.

¿Los escándalos financieros han ayudado a destacar su importante labor?

Los escándalos actuales sí, los de otras crisis no. Me explico. En otras crisis como la de las puntocom de inicio de la década pasada, se dieron escándalos en EEUU, el más sonado el de Arthur Andersen con el caso Enron, aquello hizo muchísimo daño a la imagen de los auditores, en un momento en el que los mercados se estaban internacionalizando y la homogeneización en la regulación financiera se comenzaba a considerar seriamente, y con ella la labor de los auditores.

La crisis y escándalos actuales tienen otra connotación: primero porque no han arrastrado a los auditores salvo en casos muy particulares pendientes de resolución (me vienen a la cabeza un par de casos conocidos recientemente), y segundo porque se ha demostrado que la regulación no independiente se ha mostrado ineficaz (caso de el Banco de España, el Tribunal de Cuentas de los partidos políticos, las intervenciones generales y sus análogos autonómicos) y que la estructura y funcionamiento económicos han cambiado para siempre, donde el control externo eficaz va a ser fundamental.

¿Por qué se hizo auditor de cuentas?

En mi caso fue sencillo, mi padre es auditor de cuentas. En cuanto acabé la carrera me puse a trabajar con el como un loco. No tuve que pensarlo.

En cualquier caso, cuando acabas una carrera como ADE o Economía es muy complicado saber a qué te quieres dedicar con concreción porque la disciplina económica abarca un mundo muy extenso, casi en cualquier empresa, organismo o institución puedes trabajar.

¿Preferiría estar trabajando en una de las cuatro grandes?

Esta es una pregunta interesante cuando terminas la carrera. 1) Cuando terminé la carrera, en el 2005, tal vez sí ó al menos te lo planteas, porque estás con otra gente de tu edad, formando equipos, recibiendo una metodología homogénea y dando nombre a tu currículum, 2) pero pasado un tiempo prefiero sin duda trabajar en una firma pequeñita.

Una Big Four te da unas cosas y una pequeña te da otras. En una BF puedes llegar a ser experto en un área muy específica y con más proyección internacional, en una pequeña te haces un auténtico experto de la totalidad aunque con una proyección más local o nacional. El conocimiento global que obtienes en los primeros años en una pequeña es imposible en una multinacional, aunque en una multinacional el recorrido puede ser mayor, te ofrece más posibilidades a largo plazo.

Luego cuando llevas un tiempo, como yo que ahora tengo 31 y llevo 8 años, la multinacional te quema muchísimo, por el contrario una pequeña te da una flexibilidad y libertad que aquella no te puede proporcionar.

Tengo buenos amigos en las multinacionales. Mi visión personal es que la multinacional y la pequeña no son excluyentes sino complementarias, y tienen ventajas y desventajas distintas. Mi recomendación es que, dado el panorama que se presenta al pequeño auditor con la nueva normativa, intentéis trabajar al menos un par de años en una multinacional porque, independientemente de que os guste o no, os va a abrir las puertas al mundo financiero con una proyección internacional dentro de un mundo de competencias globales al que nos enfrentamos los jóvenes que vamos a trabajar los próximos 30 o 40 años. 

¿Dónde piensa que se puede aprender más, en las pequeñas firmas de auditoría o en las grandes?

En la pequeña te haces experto en el mundo de las pymes y en la gran firma experto en áreas concretas de sectores concretos con un alcance global en el entorno multinacional.

Lo único que puedo añadir es que, aunque soy crítico con ciertos aspectos en la situación actual del auditor individual y la auditoría de cuentas (como veremos más adelante), la auditoría me lo ha dado todo profesionalmente. La metodología y el criterio que he aprendido y aplico a todo es la que me ha enseñado la auditoría de cuentas en una pequeña firma. Considero que el criterio y el método es lo más valioso para cualquier trabajo y también lo más difícil de encontrar en un profesional, y eso la auditoría te lo da.

Un alumno me preguntó cuál es la mejor opción mejor si quieres llegar lejos. Mi respuesta fue que depende de lo que entendiera por llegar lejos; si es tener conocimiento siendo inquieto creo que la pequeña te da muchas posibilidades y le puse mi ejemplo, que con 27 años ya era auditor con firma, pero si llegar lejos es proyección internacional, alto estanding, oportunidad de mejores honorarios, etc, evidentemente la multinacional da muchas más posibilidades.

¿Le gusta su trabajo? ¿Por qué?

Mi trabajo me apasiona. Aunque hay que distinguir entre, digamos, dos facetas o partes diferenciadas del ejercicio de auditar, 1) por un lado está la parte metodológica, mecánica y pesada de documentación, que es la parte árida y machacona (esta parte cada día me gusta menos), y 2) luego está la parte del conocimiento que adquieres, por un lado en el tema financiero-contable nadie va a saber más que tú y por otro te conviertes en un auténtico psicólogo, tienes que tratar con gente inteligente sobre temas críticos, y conoces muy rápido a las personas. Esto segundo, si lo desarrollas, te da la oportunidad de tener una visión de las cosas muy amplia y muy potente. 

¿Qué aspectos se deberían cambiar para que los pequeños auditores tomaran un mayor protagonismo en el escenario de la auditoría?

Esa es otra muy buena pregunta. En un país donde el 92-96% de las empresas son pymes tiene mucho sentido la pregunta que haces. En el resto de Europa el peso de la pyme es parecido, las nuevas directivas apuntan que el 90% de las empresas europeas se consideran pequeñas empresas.

Las multinacionales de auditoría no entran a auditar las pequeñas empresas, no les renta y además los auditores pequeños damos un servicio que no puede dar una multinacional. Una multinacional manda a 2 o 3 juniors de primer año dos o tres días, un pequeño es un auditor con firma y muchos años de experiencia que acompaña a la empresa en todo el proceso de la auditoría y está en la empresa a diario.

Se puede comparar a una multinacional y una firma pequeña con una autopista o autovía y una carretera secundaria; la primera tiene unos recursos y prestaciones para la larga distancia entre grandes ciudades que no tiene una secundaria, sin embargo estas últimas son necesarias para llegar a los pueblos y pequeñas ciudades para que no sean olvidadas. Vuelvo a reiterar en el carácter complementario y no excluyente de las dos.

Aspectos que se deberían cambiar:

  • Regulatorio: es el problema principal a cambiar. La nueva ley de auditoría nos está expulsando del mercado, sobre todo los temas de independencia, controles de calidad, acceso a la profesión y formación continua. Los nuevos auditores que quieran ponerse por su cuenta ya no lo podrán hacer.
  • Contratación Pública: los concursos públicos están hechos para que solo puedan acudir las Big Four y poco más. Asocian todo a la dimensión, no a la capacidad del profesional. Deberían eliminarse esas barreras de acceso.
  • Ley de transparencia: colectivos como el Consejo General de Economistas propuso dos enmiendas al Anteproyecto de Ley para generalizar la auditoría de cuentas en el sector público (ayuntamientos y fundaciones) que fueron totalmente olvidadas. Es curioso que las NIAs (Normas Internacionales de Auditorías) en su adaptación a España, justo se haya cortado del texto la parte de “Auditoría del Sector Público”. También es curioso que un país con un aparato administrativo tan enorme disponga de tan ínfimos recursos para su propio control.
  • Se debería hacer una distinción mayor en los procedimientos de trabajo entre las grandes y pequeñas, no solo por los auditores sino también por la carga que supone para las empresas auditadas.

Lamentablemente el futuro parece que no va a ir por este camino, y lo digo con mucha pena y tristeza porque la mayor parte del tiempo de mi vida la dedico a esta profesión. Mi visión es profundamente pesimista para los auditores individuales. Lo comentaré en un post que tengo comenzado y que se titula Por qué pueden desaparecer los auditores individuales. 

¿Se ponen demasiadas trabas a la labor del auditor cuando realiza su trabajo en las empresas?

No. En mi experiencia laboral en el ámbito de las pymes, que recorre varios cientos de auditorías en diferentes sectores, distintos tamaños y distintos momentos económicos, casi nunca hemos tenido trabas.

En general, en ese sentido, las pymes son bastante diligentes con el auditor.

¿Cree que la auditoría de cuentas está excesivamente regulada?

Si te refieres a la profesión, si, aunque hasta cierto punto racional es necesario para asegurar los estándares de calidad e independencia.

Dicho esto, creo que se está “hiper-regularizando” con las adopción de la normativa internacional y no se está diferenciando entre pequeña empresa y multinacional. No tiene ningún sentido que tengamos que aplicar toda la normativa técnica, procedimientos y controles en una auditoría de un balance de una empresa que factura 100.000 euros y tiene 2 trabajadores, que la auditoría por ejemplo del Banco Santander ó Telefónica.

La introducción de las NIAs, de forma nominativa, dice que depende de la complejidad, pero en la práctica no es así, además dicen que el tamaño no importa y se enorgullecen de ello. En este punto se está produciendo una “esquizofrenia reguladora” que dificulta muchísimo la realización del trabajo de verdad. El aplastamiento por regulación produce esterilidad.

Una de las alumnas me preguntó en referencia a este post, donde hablaba del alto paro juvenil en España, si este exceso de regulación iba a hacer que los jóvenes auditores se tuvieran que marchar a otros países, relacionando una cosa con la otra. Mi respuesta fue que lo que está ocurriendo con la profesión de la auditoría y su regulación es una expresión más de lo que se está produciendo en toda la economía española en general; el exceso de legislación fiscalizadora y reguladora, la presión de los lobbies de las BF, los intereses del poder legislativo de no ser revisado y la predación administrativa va a hacer y está haciendo imposible que los jóvenes creen sus propios negocios. La auditoría de cuentas es otro ejemplo del insalvable gap generacional que existe en todas las profesiones.

¿Qué opinión le merece que sean las propias empresas las que contraten y paguen al auditor?

Desde un punto de vista purista creo que el principio fundamental de la auditoría, la Independencia, se desvirtúa en ese preciso momento. El problema es que no tengo claro que otras formas de contratación sean mejores. Por ejemplo, un sistema mixto en el que el Estado (mediante un sistema de elección de listas en el Registro Mercantil como en los trabajos periciales y concursales) pagase una parte podría crear el clientelismo propio de un país como el nuestro y el pago total del Estado ni te cuento. Creo que ese pequeño riesgo compensa el criterio actual sobre lo que podría ser dinero público, los mecanismos de mercado en ese sentido funcionan y la normativa reguladora de la actividad de auditoría de cuentas es muy severa. En cualquier caso es solo una hipótesis discutible porque no tenemos experiencia de otros sistemas de cobro de honorarios.

¿Piensa que todas las empresas deberían ser auditadas?

No. No tendría sentido. Si a la carga burocrática, administrativa y fiscalizadora que sufren las pequeñas le añades esto, aquí no crea una empresa nadie. Sería imposible.

Sí que creo que deberían auditarse todas las ayudas que conlleven dinero público a partir de un determinado nivel, ya sean empresas, ayuntamientos o ONG’s, para que el objetivo al que van dirigidas sea cumplido y su gestión sea correcta.

Y los organismos y empresas públicas, ¿no deberían auditarse?

Deberían ser las primeras en auditarse. Gestionan dinero público, el que pagamos todos.

El Consejo General de Economistas emite todos los años un estudio sobre los entes que se auditan en España, desde cabildos hasta corporaciones municipales. La media de los últimos años es del 8-9% de los entes auditados. ¿El resto? dejo la pregunta abierta.

A las entidades públicas les da miedo que entremos los auditores. Y al poder legislativo, que lo tienen los partidos políticos, no le interesa. No interesa por razones obvias. Es una vergüenza.

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Al finalizar la entrevista/conferencia les animé a que cultivaran el espíritu crítico, entendido este como la capacidad de preguntarse por las cosas y reflexionar sobre ellas para desarrollar el pensamiento propio y criterio profesional.

También les animé a que intentaran entrar a trabajar a una firma auditora, porque tenían la posibilidad de hacerse expertos en un momento especial en el que iban a utilizar normativa internacional.

Dí las gracias al profesor por enseñar de esa manera una materia como es la auditoria de cuentas. Fue un placer y me hizo mucha ilusión.